Historia de la gelatina
La historia de la gelatina se remonta a siglos atrás y está involucrada en una serie de desarrollos y descubrimientos que llevaron a la forma que conocemos hoy.
La gelatina se deriva del colágeno, una proteína que se encuentra naturalmente en los tejidos animales como los huesos y los cartílagos. Los primeros registros de su uso se remontan a la antigüedad, cuando civilizaciones como la egipcia y la romana lo utilizaban para fabricar colas y adhesivos.
También se menciona en la obra de Homero “Odisea” como alimento popular.
Sin embargo, la gelatina como postre realmente ganó popularidad en Europa durante la Edad Media. En aquella época, se elaboraba cocinando partes de animales, como pezuñas de cerdo y huesos de ternera, para extraer colágeno.
Esta sustancia luego fue procesada y utilizada para hacer una especie de gelatina rudimentaria.
No fue hasta el siglo XVII que la gelatina adquirió su forma más reconocible en la actualidad. Se mejoró el proceso de fabricación y, en lugar de utilizar únicamente colágeno animal, se utilizó gelatina animal mezclada con azúcar y otros sabores. La gelatina se moldeaba con formas decorativas y se servía como postre en banquetes reales y eventos especiales.
En el siglo XIX, con el desarrollo de técnicas de producción a gran escala y la introducción de la gelatina en polvo, la gelatina se volvió más accesible al público en general. La “gelatina” fue uno de los pioneros en la comercialización de gelatina en polvo, haciéndola aún más popular en Estados Unidos.
Con el tiempo, la gelatina ha evolucionado para incluir una variedad de sabores, colores y texturas. También se ha convertido en un ingrediente versátil en recetas culinarias, desde postres hasta platos salados, como las famosas jaleas de carne.
Hoy en día, la gelatina se disfruta en todo el mundo en diferentes formas y recetas creativas. Se utiliza en postres clásicos como flanes y gelatinas de colores, e incluso en productos alimenticios y complementos para la salud debido a los beneficios del colágeno para la piel y las articulaciones.
Su rica y diversa historia es un testimonio de cómo la comida evoluciona con el tiempo, adaptándose a los gustos y necesidades de diferentes culturas y épocas.
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